«Sociedades como la nuestra, movidas por millones de hombres y mujeres que buscan la felicidad, se vuelven más prósperas, pero no está nada claro que se vuelvan más felices. Parece como si la búsqueda humana de la felicidad fuera un engaño […] Todos los datos empíricos disponibles sugieren que entre las poblaciones de sociedades desarrolladas puede no existir una relación entre una riqueza cada vez mayor, que se considera el principal vehículo hacia una vida feliz, y un mayor nivel de felicidad.» El sociólogo Zygmunt Bauman* analiza la relación entre felicidad y desarrollo económico:
La pregunta puede sorprender a más de un lector. Es lo que pretende: sorprender y provocar una pausa para la reflexión. ¿Una pausa en qué? La búsqueda de la felicidad, que ocupa nuestro pensamiento gran parte del tiempo y llena la mayor parte de nuestra vida –como seguramente reconocerán la mayoría de los lectores–, no puede reducir su presencia ni mucho menos detenerse… más que por un momento (fugaz, siempre fugaz). ¿Por qué esta pregunta nos desconcierta? Porque preguntar “qué hay de malo en la felicidad” es como preguntar qué hay de cálido en el hielo o qué hay de hediondo en la rosa. Siendo el hielo incompatible con el calor y la rosa con el hedor, este tipo de preguntas asume la verosimilitud de una coexistencia inconcebible (donde hay calor no puede haber hielo). En realidad, ¿cabría la posibilidad de que hubiera algo malo en la felicidad? ¿Acaso la palabra felicidad no es sinónimo de la ausencia del mal? ¿De la imposibilidad de su presencia? ¿De la imposibilidad de todo y cualquier tipo de mal? (…)
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Vía │Elboomeran.com | 17/02/2009.
*Zygmunt Bauman es catedrático emérito de Sociología en las Universidades de Leeds y Varsovia. Autor de La cultura como praxis, Vidas desperdiciadas y Vida Líquida.
Categorías:Artículos
…mi noción de la felicidad: la de Karl Marx.
Soy débil.
Una sonrisa y un saludo.
Buena pregunta, sí señor, a la que no sé si me quiero responder. La verdad es que gastamos demasiado esfuerzo, tiempo y dinero en buscar algo que, sin tener tantas expectativas en ello, vendría solo. ¿O quizás no? Quién sabe… habrá que seguir preguntándose…