El 23 de septiembre se cumplen 69 años desde que un cáncer de boca se llevara a Sigmund Freud. Estaba exiliado, depresivo y con un aliento pestilente que hacía que hasta su fiel perro lo dejara solo. Freud le pidió a un amigo que le inyectara una sobredosis de morfina y así se fue. Nada de actos poéticos. Nada de actos inconscientes.
Su historia fue de rechazos y amores mal entendidos desde su nacimiento, pasando por su muerte hasta hoy, 69 años después. El antisemitismo imperante a mediados del siglo XIX, hizo que su familia tuviera que emigrar de Moravia (actualmente territorio checo) hacia Viena debido a los disturbios que acosaban al clan judío. Ese traslado a Viena, la capital del imperio austro húngaro, un territorio libertino, artístico y voraz en medio de un país extremadamente católico y moralista, en donde la represión del deseo y los odios viscerales de una sociedad profundamente injusta y clasista generaba más que alguna incoherencia, fue clave para que Sigmund Freud comenzara sus observaciones acerca del comportamiento humano.
Así que se acercó a la hipnosis para luego trasladarse a la asociación libre y a la interpretación de los sueños. Definió el consciente y el insconciente, los actos fallidos, la represión. La comunidad científica se escandalizó, se indignó y lo marginó.
Pero hubo otra gente que se constituyeron como discípulos. Allí tampoco fue todo miel sobre hojuelas y sus alguna vez queridos Carl Jung y Wilhelm Reich siguieron sus propios caminos, formando sus propias sagas psicoanalíticas.
En Austria tampoco le fue mejor. Con la llegada de los nazis al poder, Freud tuvo, además de arresto domiciliario, exiliarse en Londres donde moriría finalmente. Su compatriota Thomas Benrhard explicaría certeramente lo que su país hizo por su memoria en El Sobrino de Wittgenstein:
“Los vieneses, esa es la verdad, ni siquiera han reconocido hoy a Sigmung Freud, en efecto, ni siquiera han tomado nota de él, ésa es la verdad, porque para eso son demasiado pérfidos”.
La cultura, su verdadera revolución.
Freud quiso ser médico y sentar una teoría en la que explicara el comportamiento del hombre. Quería derrotar a la mitología y los tótems asfixiantes y entrar en las represiones para liberarlas. Pero entonces ocurrió lo impensable, que con todo el afán por definir un nuevo acercamiento hacia el ser humano creo una nueva teoría cultural, una revolución para el mundo del arte que se nutrió y se nutre al día de hoy del modo en que el nos debemos mirar cuando el inconsciente y los sueños entras al baile.
No hay género artístico que no se haya psicoanalizado. Ejemplos hay a borbotones y sólo hay que pensar en Dalí, dibujando tímidamente un bosquejo del exiliado doctor Freud mientras Stephan Zweig llevaba la conversación, para salir de allí e impregnar sus óleos de mundos oníricos y sexuales.
Los surrealistas, desde André Bretón en adelante; Luis Buñuel, Alfred Hitchcock…hasta Jean Paul Sarte escribió un mamotrético de guión cinematográfico sobre Freud por encargo de John Huston.
Mayo del ‘68 se nutrió de sus lemas y “la imaginación al poder” viene a la par con la superación de del superyo, aquella asfixiante imposición del deber ser que definirá Freud.
Fue así que revisiones humanas de este tipo entraran de lleno en la burguesía, en los ambientes snobs de rebeliones intelectualizadas. La máxima expresión es Woody Allen y sus más de 15 años tirado en un diván, delirando guiones que destilan represión y neurosis.
La psicomagia.
En Argentina la cosa es más intensa. Allí se ufanan de ser la tierra con la mayor población de psicoanalistas por lo que las creaciones relativas a Freud vienen con sabor a mate. Allí destaca el delirante himno de Liliana Felipe, “Las histéricas somos lo máximo” [YouTube Link] en donde hablan con él.
Cruzando la cordillera de Los Andes pero ya liberado del peso del país pasillo, Alejandro Jodorowsky observó detenidamente el psicoanálisis y llegó a una conclusión: no puede estar bien algo que intenta curar a la gente durante 15 años o más; no por saber los problemas que tenemos y por qué los tenemos, podremos superarlos.
El psicomago hizo entonces un cocktail chamánico pero profundamente psicoanalítico, inspirado a su trayectoria en el grupo Pánico y en su cine ya atravesado por el psicoanálisis y llegó a una conclusión: hay que engañar al inconsciente ya que éste no entiende de lógicas y, es más – y como apunta Freud- se altera por cualquier cosa. Para ello hay que engañarlo con metáforas y nada mejor que hacer actor poético.
Mientras, la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) toman el aniversario de su muerte como fecha para celebrar el Día Internacional de la Bisexualidad. Dicen que Freud fue el primer teórico que habló sobre la existencia de la bisexualidad.
Texto: “Pobre Freud” por Ángela Precht. Publicado en ADN.es (23/09/08)
Categorías:Efemérides, In Memoriam
El psicoanálisis fue una aportación más que excelente. Con el tiempo, obviamente, se ha visto que tiene sus fallas, como todas las teorías. Pero la obra de Freud, en general, ha sido grande, y siempre se le recordará con respeto y admiración.
ES VERDAD QUE EL PSICOANALISIS HA TENIDO SUS FALLAS PERO ES UNA DE LAS TEORIAS MAS FUERTES CON MAS CIMIENTOS AL APORTE DEL COMPORTAMIENTO HUMANO. Y SI EL PROCESO ES TARDADO POR QUE NO ES UN METODO MAGICO QUE CURE LOS MALESTARES DE UN DIA A OTRO.
ES POR ESO QUE DEBEMOS GUARDAR RESPETO A UNA FIGURA COMO EL DR. FREUD
hola como staz solo te escribi pa´decearte mucha suerte