Escritos sobre poesía y poética. Edgar Allan Poe.

«Escritos sobre poesía y poética» (Hiperión). La filosofía de la composición de Edgar Allan Poe es uno de los textos fundacionales de la poesía de la modernidad, pero no fue lo único que Poe escribió sobre el tema. A él se suman en este libro otros sobre «El principio poético, Los fundamentos del verso, Fantasía e imaginación, o sus comentarios sobre la poesía de Elizabeth Barret Barret (sic) o la de Longfellow, además de otros textos menores. Imprescindible para conocer las concepciones poéticas del primer poeta moderno norteamericano.

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Para muchos Edgar Allan Poe es el padre de la lírica moderna, como es también el primero que esboza una teoría del relato que -como en el caso de sus poemas- él mismo se encarga de llevar a su máxima perfección. Y es que el Poe poeta es inseparable del Poe pensador. Incluso en los textos que podríamos llamar dispersos, sus reflexiones poéticas constituyen un corpus orgánico, en el que la precisa formulación de las frases es tan analítica como certera y hasta despiadado su inteligente humor.

Se propuso hacer una filosofía que lo fuera del verso, del ritmo, de la rima, del punto y de la composición. Y la llamó de diferentes modos: El principio poético, Los fundamentos del verso y La filosofía de la composición. Todos ellos están recogidos en este volumen, en el que también se ha incluido una serie de trabajos más breves, pero no el abundante material crítico-filosófico contenido en sus cartas y que ratifican, desarrollan o completan no pocas de las opiniones expuestas o vertidas aquí. Algunas de ellas las he comentado en una conferencia reciente -«Filosofía del verso y filosofía de la composición: el pensamiento poético de Edgar Allan Poe», publicada en el volumen Poe, la mala conciencia de la modernidad, editado en el Círculo de Bellas Artes por Félix Duque- y no voy a repetirlas. Pero en lo que sí conviene insistir es en su idea del poema breve, heredada de Calímaco; su idea del fragmento, procedente de los románticos; y en su concepto de la música y de lo que llama poesía de las palabras, que están en la base de su teoría de la versificación.

Análisis del lenguaje. Para Edgar Allan Poe lo significativo de un verso -y también de un poema- es el sistema en el que se produce y que obliga a seguir; la ordenación para él «no es al arte de ordenar, sino la ordenación real» misma, y la gramática consiste en «el análisis del lenguaje». A Poe le interesa, sobre todo, la prosodia: mide de modo heterodoxo, pero no falto de razón, algunos versos de Silio Itálico; teoriza sobre el carácter antiguo del espondeo, la evolución de los metros clásicos y el origen de la rima; y afirma que «la longitud de un verso es enteramente una cuestión arbitraria».

En este capítulo -que es uno de los más revolucionarios del pensamiento poético del autor- la traductora confunde «pírrico» y «pirriquio». Lo que, en próximas ediciones debería subsanar, al igual que la transcripción del nombre de la patria de Homero y algunas erratas que hay en los citas latinas y griegas. La filosofía de la composición tal vez sea su texto más famoso, y el hecho de que se inicie con un ataque a Dickens obliga a pensar si no es, todo él, una humorada. Pero, lo sea o no, nadie ha sido capaz de explicar las leyes internas y el funcionamiento de un poema de un modo tan exacto como Poe lo hace aquí. Lector de Gravina y de los Schlegel, y conocedor de lo que califica de «errores esencialmente germánicos», critica el didactismo de Wordsworth y el «metafisicismo» de Coleridge, se burla de los poetas byronianos «que eran todo guiones»; y sostiene que «toda obra de arte debe contener dentro de sí misma todo lo que sea requisito para su propia comprensión», y que un boceto «conmueve muchas veces el espíritu más gratamente que la pintura más elaborada».

Cree – como Bacon – que «no hay belleza exquisita sin algo extraño en sus proporciones», y su obsesión era escribir el mejor poema que se pueda componer. Su deseo no es construir la máquina de hacer poemas, sino fijar las leyes que los pueden producir.

Deudor de la Poética de Aristóteles, que no pocas veces transparece, y de la idea de la mímesis entendida como ficción, Poe es un poeta doblado de teórico, un gramático disfrazado de versificador y un filólogo que quiere dar cuenta de la más mínima partícula de su propio texto.

Teoría poética moderna. Con Edgar Allan Poe la poesía, sin dejar de ser misterio, se convierte en ciencia y en investigación. Lo más próximo a su teoría literaria es la teoría física que explica a George W. Eveleth en una carta fechada el 29 de febrero de 1848 y que él mismo resumía así: «Lo que he propuesto revolucionará a su tiempo el mundo de la ciencia física y metafísica. Lo digo con toda calma, pero no dejo de decirlo». De Edgar Allan Poe parte no poca de la crítica de Eliot -hasta el título The Use of Poetry and the Use of Criticism– y una buena parte de lo mejor del último Juan Ramón: «Cada alma es, en parte, su propio dios, su propio creador», dice Edgar Allan Poe. Eso, por no hablar de la deuda contraída con él por los franceses y que Hugo Friedrich, en un libro ya clásico, explicó. Edgar Allan Poe, pues, es padre y madre de muchas cosas, y de la teoría poética moderna también.

Reseña de Jaime Siles en ABCD.es. Nº 910. Fecha: 05.07.2009.

En Algún Día: Edgar Allan Poe.



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