Misericordia. Benito Pérez Galdós.


Misericordia, escrita y publicada en 1897, es una de las mejores obras de Galdós. El propio autor, en el prólogo de la edición de Nelson de 1913, nos cuenta:

“En Misericordia me propuse descender a las capas ínfimas de la sociedad matritense, describiendo y presentando los tipos más humildes, la suma pobreza, la mendicidad profesional, la vagancia viciosa, la miseria, dolorosa casi siempre, en algunos casos picaresca o criminal y merecedora de corrección. Para esto hube de emplear largos meses en observaciones y estudios directos del natural, visitando las guaridas de gente mísera o maleante que se alberga en los populosos barrios del sur de Madrid…”

La protagonista de la historia es la «señá» Benina, criada de Doña Paca en una casa en tiempos acomodada pero que en la actualidad se encuentra sumida en la pobreza. Benina está tan apegada a la familia que a escondidas de su señora se dedica cada día a pedir limosna fingiendo que va a trabajar como cocinera en casa del cura Romualdo. Además encuentra tiempo y moral para ayudar a los más desfavorecidos: el ciego Almudena- que se enamorará de ella- Obdulia, Don Frasquito… De repente la señora Doña Paca recibe una herencia que le permite volver a la vida acomodada de los primeros años, un golpe de suerte que, sin embargo, no cambiará la vida de nuestra protagonista que continuará con su vida mendicante, pero resignada y feliz…

Desde este blog os animo a leer, a leer algo de Benito Pérez Galdós, y su novela «Misericordia» puede ser, y es, una extraordinaria manera de empezar…

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«Yo hago caso de los sueños, porque bien podría suceder, una comparanza, que los que andan por allá vinieran por aquí y nos trajeran el remedio de nuestros males. Debajo de la tierra hay otro mundo, y el toque está en saber cómo y cuándo podemos hablar con los vivientes soterrados. Ellos han de saber lo mal que estamos por acá y nosotros vemos lo bien que por allá lo pasan. (…) No se si me explico, digo que no hay justicia, y para que la «haiga» soñaremos todo lo que nos de la gana, y soñando, un suponer, traeremos acá la justicia»

«(…) Vamos, que Dios, digan lo que dijeren, no hace nunca las cosas completas. Así en lo malo como en lo bueno, siempre se deja un rabillo, para que lo desuelle el destino. En las mayores calamidades, permite siempre un suspiro, en las dichas que su misericordia concede, se le olvida siempre algún detalle, cuya falta lo echa todo a perder».

«(…) Andando, andando, hijo, se llega de una parte del mundo a otra, y si por un lado sacamos el provecho de tomar el aire y de ver las cosas nuevas, por otro sacamos la certeza de que todo es lo mismo y que las partes del mundo son, un suponer, como el mundo en junto; quiere decirse, que en donde quiera que vivan los egoísmos, y unos que manden a los otros y les cojan la voluntad. Por lo que debemos hacer lo que nos manda la conciencia, y dejar que se peleen aquellos por un hueso, como los perros; los otros por un juguete, como los niños, o éstos por mangonear, como los mayores, y no reñir con nadie, y tomar lo que Dios nos ponga por delante, como los pájaros…»

Biblioteca de Autor Benito Pérez Galdós en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.



Categorías:Fragmentos literarios

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