Fragmentos de Cine: Audrey Hepburn… y su desayuno con diamantes.

“¿Qué tiene de malo la versión cinematográfica de Breaksfast at Tiffany´s?
-¡Pues todo por Dios! Es la película con los actores menos apropiados que he visto jamás. […] Escogieron a un director tan desastroso como Blake Edwards, ¡a quien podría escupir a la cara!
[…] Holly no es flaca, ni es chic, ni de cara huesuda como Holly Golightly”

Conversaciones íntimas con T.C  (Conversations with Capote, 1985)

 desayuno-con-diamantes-1

El inicio… En un Nueva York totalmente insólito, desierto… se acerca un taxi, de él sale una mujer vestida totalmente de negro por el modisto francés Hubert de Givenchy, se acerca al escaparate de la Joyería Tiffanys, mientras se toma un café… En su forma de mirar las joyas, en los planos a través del interior del establecimiento, en toda esta secuencia inicial, tenemos la integridad de este inolvidable film.

A continuación ella trata de deshacerse de un pelmazo que reclama los derechos que le otorgan los 50 dólares invertidos en una “visita al tocador”. Paul baja del taxi. La puerta del vehículo está abollada. El director Blake Edwards insistió en que fuese así. Sutilmente estaba dibujando a un personaje en ruinas.

Basada en la novela Breakfast at Tiffany´s, de Truman Capote, Desayuno con diamantes es sin lugar a dudas una de las películas mas importantes y emblemáticas de los años 60. Cuando el escritor vendió sus derechos a la Paramount exigió que su musa Marilyn Monroe interpretase el papel de Holly, pero los Estudios Fox en una nota oficial dijeron:

“La señorita Monroe está bajo contrato con estos Estudios y no será cedida a ninguna otra Productora”.

Inocente, astuta, auténtica y sofisticada, la protagonista de la historia, Holly, vive sin pasado, desterrada de todas partes y sin deseos de pertenecer a nadie. Sus fiestas absurdas, sus amigos interesantes, todo adquiere un tono musical que una vez vista la película uno jamás puede olvidarla, es superior a cualquier otra fuerza que se pueda sentir. Es como el lienzo que se nos clava en la retina y va con nosotros a donde quiera que dirijamos nuestros pies…. Sus andanzas constituyen un aria, como una bella canción, triste, pegadiza, risueña y cómica, pero en ningún modo solemne; es una mujer en busca de su eterna felicidad y lo va a conseguir cueste lo que cueste, aunque viva en un mundo creado por hombres y en donde las mujeres son los mismos diamantes. Holly se rodea de un aura tan frágil que creemos que va a hacerse añicos, pero ella continúa, impasible, acentúa su búsqueda, entre aromas y colores…

“Esto sí que es tener estilo”

Y nos lo muestra totalmente consciente, levemente alocada, pero totalmente convencida de ser la mujer que vive en su imaginación: atractiva, mundana e inalcanzablemente próxima. La imagen de Audrey Hepburn en esta película es el icono mas representativo del cine en todas sus dimensiones. La ternura de esta increíble actriz está patente en todos y cada uno de los fotogramas del film, ella sola nos transporta a la ciudad de los rascacielos con la frescura de una magnolia, con el morboso olor del propio deseo, con la sutileza de sus largas manos o con esa expresión de ángel sin destino que siempre llevó a la pantalla con enorme categoría. Audrey es una de esas actrices incombustibles que por más veces que se la mire, por más horas que empleemos en su contemplación, el resultado final es tan nuevo como el propio amanecer. No concibo el cine sin algunos nombres claves y os puedo asegurar que Audrey Hepburn está entre los primeros.

– “Por cierto -dijo-, ¿no conoces por casualidad alguna lesbiana que sea buena chica? Estoy buscando una compañera de apartamento. Oye, no te rías. Soy desorganizadísima, y no me llega para una asistenta; y, la verdad, las tortilleras son unas amas de casa fantásticas, les encanta encargarse de todo, no tienes que preocuparte jamás por las escobas ni por descongelar la nevera o mandar la ropa a la lavandería. Como aquella compañera de habitación que tuve en Hollywood, hacía westerns, la llamaban la Llanero Solitario; es mucho mejor que tener a un hombre en casa. Claro, la gente pensaba que yo también debía de ser un poco tortillera. Y lo soy, claro. Todo el mundo lo es, un poco. ¿Y qué? Ningún hombre se ha echado para atrás por eso hasta ahora; hasta parece que les excita. La misma Llanero Solitario, sin ir más lejos, estuvo casada dos veces…”

[Fragmento del libro Breakfast at Tiffany´s, de Truman Capote. Nueva York, 1958]  

En principio el papel de Holly le fue ofrecido a Marilyn Monroe. Dicen que la actriz estaba entusiasmada con el personaje, pero los estudios Fox en la nota que expongo anteriormente salió del paso, cuando la realidad era que su estrella en exclusiva no podía considerar apropiado para su imagen encarnar a una prostituta («call girl«), y el proyecto se desvió hacia las manos de Audrey. No puedo juzgar y mucho menos comparar cual hubiera sido el trabajo final de haber sido interpretado por Marilyn, creo obvio adivinar su maravilloso resultado ante el potencial de sensibilidad y ternura de la actriz, pero Holly siempre tendrá el envoltorio de Audrey Hepburn, y nada podrá cambiar la historia y su resultado…. El cine está lleno de proyectos inacabados, de papeles ofrecidos a otros rostros, pero en este caso, y sin que sirva de precedente, creo que DESAYUNO CON DIAMANTES tuvo un reflejo acertado en aquella actriz que, vestida por Givenchy, se acercaba hacia la joyería Tiffanys y que se llamaba Audrey Hepburn.

Siempre vendrá a mi mente aquella memorable conversación-escena entre Holly Golightly y Paul Varjak. Es triste, pero a la vez, tremendamente hermosa:
– ¿Conoce usted esos días en los que se ve todo de color rojo?

– ¿Color rojo? Querrá decir negro.

– No, se puede tener un día negro porque una se engorda o porque ha llovido demasiado, estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe por qué. En esos momentos lo único que me viene bien es ir a Tiffany’s, porque nada malo me puede ocurrir allí.

O esta otra que aclara totalmente la magnífica amoralidad del personaje:

“¿Le importa si me acuesto un ratito con usted?. Somos amigos, eso es todo. ¿Porque somos amigos, no?»

 

También le fue ofrecido ser compañero de Audrey a Paul Newman, pero el actor lo rechazó tajantemente. Años mas tarde cuando se le preguntó los motivos por los cuales no aceptó interpretar al escritor Paul, estas fueron sus palabras:

«De haberla hecho no hubiera podido elegir un regalo para Joan en Tiffanys. Está claro que todos los diamantes eran de Audrey, entre ellos el personaje de Holly».

Extraordinaria secuencia la de la fiesta organizada en el apartamento de Holly. En ella se reflejan los seres que alimentan a la mujer que se ha propuesto ser, los que le ofrecen 50 dólares por ir al tocador, mientras ella, resplandeciente, levanta la enorme boquilla que sostiene su cigarrillo como única bandera entre tanta basura acumulada. Me parece que la fascinación hacia el personaje canta aquí una de las áreas de ópera más hermosas. 

Edwards pidió a Henry Mancini (música) y Johnny Mercer (letra) que escribieran un tema inspirándose en Audrey. Así nació “Moon River”, la canción cuyo eco resuena durante todo el metraje. Se han hecho cientos de versiones del tema, la han cantado los más reputados interpretes de cada época, pero la versión favorita de Mancini sigue siendo la que canta Audrey Hepburn en la película. Ella insistió en interpretarla por sí misma. Para ello, memorizó los acordes de guitarra y los acompañó con su voz. El resultado fue mágico. Quizás sea la mejor escena de la película, aquella en la que Holly levanta la vista y ve a Paul a través de una escalera de incendios. Sonríe…

 “Hola, ¿Qué haces?”

“Escribo” 

“Bien…”
 

Recomiendo verla de nuevo: una imagen en este caso, vale mas que mis palabras.

Moon river, wider than a mile I’m crossin’ you in style some day, Old dream maker, You heartbreaker … Wherever you’re goin’, I’m goin’ your way. Two drifters, off to see the world There’s such a lot of world to see We’re after the same rainbow’s end Waitin’ ’round the bend … My huckleberry friend, Moon River, and me.

Río de luna, más de una milla de ancho Te voy a cruzar a la moda algún día, Viejo creador de sueños, Destrozador de corazones … Adondequiera que vayas, Yo sigo tu camino. Dos vagabundos, para ver el mundo Hay tanto mundo para ver Los dos buscamos el mismo arco iris Que nos aguarda al final de la curva … Mi fiel amigo, El río de luna y yo.

Audrey Hepburn dijo:

«No me parecía en nada a ella, pero sentía que podía ser Holly. Sabía que el personaje supondría un desafío y deseaba hacerlo. Siempre me pregunto si puse mucho en ese papel, tal vez debería haber sido un poco mas terrible. Pero en aquella época en que acababa de ser madre primeriza, eso era todo lo insensata que podía ser. Si hubiera sido una actriz del método….pero lo cierto es que no creía en el método, creía en un buen reparto. Y aún hoy no estoy completamente convencida de mi Holly…. es demasiado opuesta a mí. El personaje creo que hubiera requerido a alguien extrovertido, yo soy introvertida»

Nos acercamos al «The End» y con ello a la lograda e irrepetible secuencia del taxi, en plena lluvia, al final, cuando Paul intenta sacar la verdadera Holly a la superficie, cuando Audrey es mas Holly que Audrey, es ahí cuando los diálogos son el resultado a la especie humana, como el desgranar un interior y sacarlo hacia afuera, mostrando la persona que realmente somos.

Holly-Audrey dice así:

«Somos un par de seres que no se pertenecen, un par de infelices sin nombre, porque soy como este gato, no pertenecemos a nadie. Nadie nos pertenece, ni siquiera el uno al otro».

Importante contenido y enorme resplandor a toda la ligereza de un personaje que hemos seguido con admiración durante el metraje del film. No creo que nadie ni nada pueda explicar en tan solo unas frases el caudal de dolor de Holly de esa forma, y complementarlo con la respuesta de Paul:

«Sabes lo que te pasa?. No tienes valor. Tienes miedo!. Miedo de enfrentarte contigo misma y decir: Está bien, la vida es una realidad. Las personas se pertenecen las unas a las otras porque es la única forma de conseguir la verdadera felicidad. Tú te consideras un espíritu libre, un ser salvaje y te asusta la idea de que alguien pueda meterte en una jaula. ¡Bueno nena! Ya estás en una jaula. Tú misma la has construido, y en ella seguirás vayas a donde vayas porque no importa a donde huyas, siempre acabarás tropezando contigo misma».

¿Hay algo mas explícito para comprender a estos dos inadaptados?, creo que DESAYUNO CON DIAMANTES, es mas, mucho mas que una simple comedia de Blake Edwards, creo sin ánimo de exagerar que hay que verla nuevamente, admirarla desde la placidez de nuestra propia vida, contemplarla serenamente anudándola a las vivencias de cada uno. Creo que existen películas más o menos buenas, temas que llegan o simplemente diálogos que salen al paso, pero en estos diez minutos finales de la película los destellos de cine son tan grandes, que falta pantalla para mostrarlos.

Tengo siempre que repetir el final…

¡Extraordinario!…

Holly encuentra a «gato» bajo la intensa lluvia…. El todo, el resumen a su vida, porque se acaba de encontrar así misma…

¡Hermosas secuencias!..

Personalmente creo que George Peppard nunca estuvo tan creíble como en este final:

Llueve torrencialmente, Paul y Holly se besan….y se funden en un abrazo, mientras suena: Moon River

Difícil secuencia, esperado final, pero que lleva consigo una enorme carga de tristeza que abruma y no deja indiferente a nadie.

El final feliz fue una imposición del estudio que desagradó a Capote. A Edwards, sin embargo, le gustó. Transmitía esperanza en un mundo que comenzaba a perderla. De hecho, filmó tres planos diferentes, alejándose paulatinamente de los amantes, para mostrar lo solos que se encuentran en un mundo hostil. Todos caminan presurosos, todos llevan paraguas… menos ellos. No les importa empaparse, el tiempo se ha detenido.

La película estuvo nominada en 1961 para cinco Oscars. Obtuvo los correspondientes a la mejor banda sonora para Henry Mancini y a la mejor canción. A pesar de que Sofia Loren consiguió merecidamente el premio por su interpretación de «Dos mujeres«, Audrey quedó siempre muy contenta con su trabajo, asegurando:

«Es lo mejor que he hecho jamás porque ha sido lo mas duro».

Holly siente que su vida no posee la fuerza y energía que necesita, ha huido a los catorce años de un hogar carente de medios y se forja un camino de baldosas amarillas, en donde la meta final aún no está trazada. Personaje rico donde los haya y de una magia absoluta cuando todo estalla en el interior del taxi al final:

Contempla la alianza grabada en Tiffanys, viendo por vez primera los bocetos de su vida en movimiento.

No creo que en las manos del maestro Edwards haya existido un film tan tico en matices psicológicos como el personaje que interpreta Audrey Hepburn.

Ella siempre dijo que no era Holly, que fue difícil darle vida…. mas aún que su espléndida Eliza Dolittle en My Fair Lady….. Permíteme que te diga hacia ese lugar en donde vagan las estrellas, que nadie pudo hacer mas creíble a esa adolescente que un día abandona sus carencias y se aferra a la llamada de su

!Nadie!

Te doy las gracias….



Categorías:Cine

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12 respuestas

  1. Me encaanta esta peliculaa :) Porfavor si la protagonista respira eleganciiaa ..que divaa!

  2. fue una maravilla nunca superada ,haya hecho lo que hiciere fue un primor ,la adoro !!! ,es inolvidable ,lo mejor que ha pasado por Hollywood

  3. Existen días en los que veo todo de color de rojo. Días en los que me entra miedo sin saber por qué. En esos días, lo que hago es viajar al pasado. Sentarme al otro lado del escaparate de Tiffany’s y esperar a que llegue. Tan elegante, tan bella, tan viva en mi memoria. Me envuelve la magia desde el primer momento que se baja del taxi, recorriendo todo el exterior de la tienda. Siempre que voy, ella aparece, escuchando mi llamada. Ojalá pudiese darle las gracias con alguno de aquellos diamantes, lástima que sólo tenga diez dólares en el bolsillo.

    Existen historias imperecederas protagonizadas por personajes que consiguen, sin buscarlo, la inmortalidad. La historia de Holly y Fred (perdón, Paul) es una de ellas. Un obsequio del cine al mundo. Un refugio atemporal para soñadores.

    Mil Gracias.

    P.D. Se podrían comentar tantas escenas de la película… Por supuesto, me quedo con todas las que mencionas, pero quiero añadir una. Holly, borracha, dispara al rubio al estilo Corleone: «Se tardan exactamente cuatro segundos para ir de aquí a la puerta. Yo le doy dos», para después darse cuenta, cuando cierra la puerta, de que en realidad no son simplemente amigos.

  4. Ha sido capaz de poner por escrito lo que siempre he pensado, y me ha fascinado de esa película. La novela es magnífica, pero la peli consigue que nos enamoremos de la desvalida pero valiente Holly a la que estaríamos dispuestos a dar cincuenta dólares por compartir unos instantes de su vida.
    Holly consigue fascinar a un escritor desencantado y con una vida insatisfecha haciendose imprescindible, misteriosa y tan atrevida como indefensa.
    Destacar una sola escena es ímposible, sobre todo cuando comienza paseando en esa Quinta Avenida solitaria o como muy bien señala usted el momento de la canción y la escena bajo la lluvia, son claves en la película. Así que me quedo con el «día loco» que se toman para hacer juntos cosas que no han hecho nunca.

    Maravilloso post, me quito el cráneo con una x

    ;-)

  5. Luego, sin volver la cabeza, supe que me seguía porque le oía silbar. No era una canción vulgar, sino la plañidera melodía que Holly a veces tocaba con su guitarra.

    No quiero dormir,
    no quiero morir,
    sólo quiero viajar
    por las praderas del cielo.

    Un artículo precioso. Gracias.

    Un saludo

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  7. te amo!
    Exageré :D
    pero es que has descrito todo lo que me hace sentir esta película… cada vez que escucho Moon River, en la voz de Audrey ( me da una sensación de cercanía que…*-* )… Me ha encantado!

  8. que pensamiento mas ridículo creer que Marilyn podría haberlo hecho mejor siendo que ella horrible como actriz, solo tenía su belleza.

  9. La novela de Capote tiene una sombra alargada sobre esta simpática comedia. Puedo imaginar una versión más seria, y cómica, con mis adorados Marilyn Monroe y Paul Newman.

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  1. Henry Mancini
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