Hermann Hesse, su vida y su obra.


Título
: Hermann Hesse, su vida y su obra. | Autor: Hugo Ball │Traducción: Carlos Fortea │Editorial: AcantiladoFecha de Publicación: Mayo 2008 │Género: Biografía │Páginas: 224 │Precio: 17 € │ISBN: 978-84-96834-54-5

Sinopsis: Cuando Hermann Hesse cumplió cincuenta años, en 1927, su amigo Hugo Ball, a quien conocía desde 1920 y con quien compartía entonces la condición de «enemigo de la patria» por su oposición a la guerra, le dedicó el libro que hoy presentamos. Más que estricta biografía, “Hermann Hesse, su vida y su obra” es minuciosa descripción de un periplo espiritual desde la proximidad de quien comparte universo («Ha sido a lo largo de muchos años un ejemplo para nosotros, que en muchos momentos de necesidad nos ha estimulado confortándonos y en muchos momentos de debilidad nos ha reconvenido exhortándonos», afirmó Hesse de Ball). Una lectura iluminadora y un relato que se despliega en aquella mágica zona en que vida y literatura se confunden.

Extracto: “Desde la más temprana infancia, la música y las impresiones de la India son una misma cosa para Hesse; son la herencia Gundert en su casa paterna. Así que los comienzos de Siddharta se remontan aún más atrás que los de Demian. El amigo, que esta vez es guía, se encuentra ya en la fiesta del bautizo de Hesse, en Calw, y tiene dos figuras: es el abuelo Gundert, que junto a su diccionario del malabar ha confeccionado también un libro de canciones malabares; y es, sobre todo, el padre del poeta, ese humilde, modesto, insignificante Johannes Hesse, que también como escritor merece todo el respeto en unión con su hijo.

Las canciones malabares del abuelo no eran en absoluto únicamente una publicación literaria o erudita destinada al mundo exterior. El propio Hesse señalaba (con ocasión de sus Canciones de poetas alemanes) que «nuestros padres, y más aún nuestros abuelos, no sólo sabían leer, sino que también recopilaban poemas en gran número, los copiaban, los aprendían de memoria». No dice que también cantaban esas canciones, y que ésa es la verdadera prueba del valor de una canción; pero en la casa de Hesse, en Calw, se cantaban incluso las canciones malabares; la erudición no se quedaba en los tomos. La hermana del poeta me escribió expresamente: «En Basilea estábamos casi únicamente con niños de la misión, cantaban toda clase de poemas malabares y conocían a todos los jóvenes hermanos que se formaban en la casa de la misión». En casa del abuelo, en Calw, había además un armario con objetos indios, pequeñas imágenes de Krishna, toda clase de figurillas vestidas; «también teníamos, de la época india de mi madre, vestidos muy hermosos del norte de la India, algunos mahometanos, con los que a menudo nos disfrazábamos. Pero más importante que todo esto era, sin duda, el trato constante con la India».

También el origen de Siddharta tiene una historia, más que los otros libros del poeta. La obra se terminó en el Tesino en 1922. Pero la primera parte, hasta el momento en que aparece Kamala, remite a la vecindad de los Cuentos. Esa primera parte fue escrita el mismo año de su aparición, 1919, y se publicó en el Neue Rundschau. También la posterior evolución del libro, hasta el momento en que Siddharta busca la muerte en las aguas y de pronto encuentra junto a sí a su amigo Govinda, surgió ya en el invierno de 1919. Luego se produjo una pausa de casi año y medio, que sólo cabe explicar porque el tema de Siddharta, cuya localización es anterior, se cruzó con la experiencia de Klingsor de 1919. El tono de cuento de la primera parte, la separación del padre e incluso la dedicatoria a Romain Rolland presentan amplias reminiscencias de la primera época de Berna. Pero todavía el episodio de Kamala de la segunda parte contiene decisiones esenciales tomadas ya en Berna. Nuevos son los intensos estudios religiosos de los años que van de 1919 a 1922, y nuevo es, en su conjunto, un distinto carácter de la música. Antes, incluyendo el Klingsor, la música de Hesse era comparable a la oscura y abigarrada dulzura de las vidrieras medievales. Ahora, esa música recibe un rayo de luz desde arriba, desde la máxima altura. Ahora se llena de la luz del día y del sonriente esplendor de Dios”.

[Extracto en PDF]



Categorías:Libros

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