Medio siglo después de su muerte, que se cumple el 30 de Junio de 2009, Agustín de Foxá sigue vivo, ya sea en la prosa estremecedora de «Madrid, de corte a Checa», en sus versos o en sus artículos, que firmó en ABC.
Fulgurante Agustín de Foxá. Texto: Santiago Castelo. ABCD.es. Número 999. Fecha:29.06.09
Era gordo, inteligente, mordaz, sensible, cínico, deslumbrador… y fue un poeta impresionante, al que sólo la cicatería y la envidia han podido condenar al ostracismo. Tenía la melancolía a flor de piel y un punto de tristeza en aquellos ojos irónicos y aquella boca maliciosa: por una frase brillante era capaz de crearse enemigos irreconciliables y hasta jugarse los propios destinos de su carrera diplomática. Fue el testigo de una época devastadora, soñador de unos mundos que se fueron para siempre, sabedor de una vida limitada a cuyo final nunca faltaba la silueta tremenda y aterradora del olvido.
Por su ingenio y su mordacidad se enfrentó a personajes tan variados como el Conde Ciano, que lo expulsó de Italia; el dramaturgo Joaquín Calvo Sotelo y falangistas variopintos que no le perdonaban sus sarcasmos: «Menuda patada le van a dar a Franco en nuestro culo» o los sonetos que, aunque sin firma, llevaban su sello indeleble: una conocida familia de bodegueros de Jerez, los escarceos amorosos de Celia Gámez, las vidas y milagros de prohombres del franquismo y otros personajillos del mundo de la Carrera que, a veces, para quitárselo de en medio, lo mandaban a legaciones en los antípodas, ya fuera Cuba, ya Filipinas, a donde, al final, lo enviaron -sabedores de sus enfisemas pulmonares- a una muerte segura por el clima húmedo y tropical.
La historia se derrumba. Al lado de todo esto estaba el romanticismo de Foxá, su cultura, su ingenio. Entre las fechas que marcan su vida -1906-1959-, Agustín de Foxá va a ser el mejor testigo de un mundo en crisis, convulso. Quizá porque se daba cuenta de que la Historia -la vieja y empolvada Historia, cortesana y galante- se derrumbaba con sus leyendas y sus fantasías, fue por lo que estalló con una pluma encendida y atronadora. Su trágico sentido de la vida, ante ese espectáculo del mundo desmoronándose, le hizo escribir las páginas más ardientes y a la vez más dulces de toda una sociedad en trance de locura. Fue siempre, sin quererlo, el pequeño niño que aparece en sus primeros libros de poesía, el muchachito del «Romance del Retiro» vestido de marinero y con la desolación de saber que todo ese horizonte que le rodea se está perdiendo sin remedio.
Hombre de ABC. Hoy nadie niega que su novela Madrid, de Corte a checa es una de las más estremecedoras y magníficas de cuantas se han escrito sobre la Segunda República. Pero se le escatiman los elogios, se le ningunea con tesón, se le olvida con injusticia. Guillermo Díaz-Plaja llegó a escribir de él: «Solamente quería ver el costado magnificente de las cosas [?]: recorría en ideales carabelas líricas los azules intensos de los mares del Caribe como un virrey que fuera un poco un pirata; o se subía a un viejo landó isabelino o al tren de la fresa que iba a Aranjuez para imaginarse en un mundo de pavanas y polisones». Pero no era exactamente así. Guardaba al final de sus días – tan joven aún – la melancolía de su infancia, la soterrada pena de haber perdido su adolescencia aguerrida, valerosa y soñadora, cuando ingresó, año 1930, en la carrera diplomática; cuando conoció a José Antonio Primo de Rivera – algún verso suyo está en el Cara al Sol -; cuando vivir la vida era un peligro a salto de versos y la muerte una novia deseada.
Hombre de ABC, recorrió Europa, después de la Guerra Civil española, y en la amistad y compaña de Curzio Malaparte, firmó crónica de corresponsal bajo este antetítulo: «ABC en el frente finlandés».
Hasta que descubre América. América será para Agustín de Foxá el universo fantástico del mañana, la tierra virgen prometida. Iba a ser el espectáculo del maya y del inca, del misionero y del descubridor, del mar y la palmera, de la criolla y el beso. En ese instante, Foxá se erige en el hombre rabiosamente clásico y mediterráneo que apura la vida a torrentes, borrascosa, de un continente nuevo cuando trae el corazón dolorido por las guerras crueles que asolaron su vieja tierra europea. Hay años -entre 1949 y 1953- que envía mensualmente a ABC hasta diez artículos. Aumenta su emotividad literaria, se hace aún más brillante la metáfora. Había compaginado aquel evocador «Yo debí nacer en Grecia, yo debí llamarme Egisto» con la exaltación del «12 de octubre en las Antillas» y aquellos «Fue un hermoso negocio; por un loro una espada / y por otro, abalorios que brillaban al sol / y huyó la india desnuda por la selva, asustada, / con su rostro en el agua de un espejo español». La mayor parte de sus Terceras pertenece a la etapa americana. Una de ellas -«Los cráneos deformados»- le valió el Premio Mariano de Cavia de 1948. El 25 de mayo de 1949, tras la cena en la Casa de ABC, Foxá leyó su discurso de gratitud en verso. Fue un brindis a la fugacidad del artículo literario, a la agilidad del periodismo: «La actualidad es nuestra frágil rosa / en una hora fresca y marchitada. / Lo que el lunes fue luz, martes ya es sombra, / que el suceso es el pez de nuestras mallas».
Periodista de raza. Otro de sus artículos -«El peso de la púrpura»- merecería el honor de ser publicado dos veces en Tercera. Una, el 4 de noviembre de 1950; la otra, el 10 de noviembre de 1956. Se había producido una vez más la clara intuición del lírico y el análisis certero del periodista de raza.
Hoy nos quedan sus libros desperdigados: magníficas las Obras Completas que editara Prensa Española, las reediciones incesantes de Madrid, de Corte a checa; pero apenas se encuentran sus libros de poemas, sus octosílabos de niñez, evocadores del Madrid de la Restauración o el romance – bellísimo – a la muerte del Rey Alfonso XIII en el exilio de Roma. Eso sí, son muchísimos los españoles y los hispanohablantes que se saben de memoria su melancolía de desaparecer, aquel poema que comienza:
Y pensar que después que yo me muera / aun surgirán mañanas luminosas?
No. Por más que hayan querido enterrarlo muchas veces, Foxá sigue vivo medio siglo después de haberse muerto.
Melancolía del desaparecer.
Y pensar que después que yo me muera,
aún surgirán mañanas luminosas,
que bajo un cielo azul, la primavera,
indiferente a mi mansión postrera,
encarnará en la seda de las rosas.
Y pensar que, desnuda, azul, lasciva,
sobre mis huesos danzará la vida,
y que habrá nuevos cielos de escarlata,
bañados por la luz del sol poniente
y noches llenas de esa luz de plata,
que inundaban mi vieja serenata,
cuando aún cantaba Dios, bajo mi frente.
Y pensar que no puedo en mi egoísmo
llevarme al sol ni al cielo en mi mortaja;
que he de marchar yo solo hacia el abismo,
y que la luna brillará lo mismo
y ya no la veré desde mi caja.
Más sobre Agustín de Foxá: Cervantes Virtual.
Categorías:Efemérides, In Memoriam
Interesante semblanza de uno de los olvidados que molestan a algunos…
Saludos.
Triste España esta que engendra hijos que se desdeñan entre si, ahora unos silencian a los otros , otrora los otros silenciaban a los unos, que pena de nación que se divide a fuerza de multiplicarse, que lejos queda la Arcadia, apenas ya si se adivina envuelto en la bruma siquiera su nombre. Seámos Zoroastros y desde lo mas alto del mas lejano de los retiros demos luz de lo que fué y es, quizá alguien lo lea, se alimente con ello, y crezca, gracias por tu alimento…Alguien
Agustín de Foxá me parece un buen poeta, literato y persona. La prohibición del acto de su cincuentenario es una barbaridad.
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Mi màs cordial enhorabuena al autor de este blog porque admiro a los que saben escribir, pero que quiere que le diga, Agustín de Foxá no es un personaje relegado por su ideología sino simplemente porque no tuvo el suficiente peso literario.
Ni en producción ni en genialidad. Fue un autor de Segunda División, por poner un símil futbolístico. En cualquier diccionario literario se lo despacha de manera breve, y es que no se puede pretener otra cosa.
Hay autores que llegaron al Olimpo literario incluso atesorando muy pocas obras, o alcanzando su puesto con una sola obra y que en algún momento de su vida se adhirieron a ideologías totalitarias y detestables. Por ejemplo, Knut Hansum y su vinculación con el nazismo.
Su obra «El Hambre» es universal. El hecho de que Foxá las pasase canutas en el Madrid republicano, no es óbice ni justifica que se adhiriese y trabajase para el totalitarismo fascista, del mismo modo que diversos intelectuales cerraron los ojos al estalisnismo y no por ello su calidad literaria se rechaza, salvo en casos de textos políticos de apología totalitaria que si que son repudiables.
Hay montones de literatos cuya biografía es interesante, pero que literariamente hablando fueron segundones e incluso semi o totalmente desconocidos. Borges y Adolfo Bioy Casares gustaban mucho de recuperar perlas perdidas, con rasgos geniales de muchos literatos con ese perfil y eso no significa que el olvido y falta de reconocimiento se debiese a razones políticas.
Simplemente es que la gran mayoría de ellos no destacaron continuamente, solamente asomaron la cabeza al Gran Bazar de la República de las Letras en textos escasos, el resto pasó a dormir el sueño de Morfeo por razones justificadas, y eso es que le ocurre a Foxá.
Es más, en este caso concreto se puede afirmar que si precisamente es conocido fue por su vinculación política, si no tuviese esa connotación, la gran mayoría de su obra, salvo pequeños retazos, si que estaría totalmente relegada, salvo para unos pocos aficionados y expertos en literatura.
No se que avales te acreditan para opinar de segundones o «primerones», a mi me da la impresión que el único es «la envidia». Que se le va a hacer. En el pecado llevas la penitencia.
Solo he leido Madrid de corte a Checa y me ha alcanzado para poner a Foxa e mi biblioteca querida. La literatura es en gran parte inteligencia, de la buena, de la que hoy falta. No me cabe la menor duda de que el olvido del que es victima Agustin de Foxa se debe en muy buena parte a su persona politica. Lo politicamente correcto de hoy dia ensalza a lastimosos mediocres (en mi pais, por ejemplo, a M. Benedetti) por el solo hecho de ser progresistas (?) y le niegan valor a Vargas Llosa por sus posiciones politicas… Como lei alguna vez… La inteligencia en el mundo es una constante, la poblacion aumenta…
Nada irrita ni subleva mas a los mediocres que la existencia de las mentes brillantes.