El poeta simbolista francés, Arthur Rimbaud (1854-1891) – autor de “El barco ebrio” (1871), “Una temporada en el infierno” (1873) o “Iluminaciones” (1874) – publicó el 25 de noviembre de 1870 un artículo en el diario Le Progrès des Ardennes titulado “El sueño de Bismark (Fantasía)” bajo el pseudónimo de Jean Baudry. Ciento treinta y ocho años después de su publicación, Patrick Taliercio, un joven cineasta de 32 años que llegó a Charleville siguiendo las huellas del escritor maldito, se tropezó por casualidad con el texto, desconocido hasta ahora. La noticia se publicó en el diario Le Figaro el pasado 22 de mayo. [Le Figaro, 22 mayo 08. Françoise Dargent. Rimbaud : l’incroyable découverte].
El texto, que incluye algunas frases en italiano, como Hi! povero! (¡El pobre!), se centra en el primer ministro de Prusia, Otto Eduard Leopold von Bismarck, en un momento en que las tropas de Napoleón III estaban sitiadas durante la guerra franco-prusiana. De hecho, tal vez Rimbaud nunca supo que el artículo se publicó porque, un mes después, la imprenta de Le Progres des Ardennes fue destruida.
He aquí el texto, extraído de una notable traducción del francés al español de BBC Mundo.
El sueño de Bismarck (Fantasía)
“Es de noche. En su tienda, llena de silencio y de sueño, Bismarck, con un dedo sobre el mapa de Francia, medita; de su inmensa pipa se escapa una voluta de humo azul. Bismarck medita. Su índice encorvado camina, sobre el papel vitela, del Rin al Mosela, del Mosela al Sena; con la uña, rayó imperceptiblemente el papel alrededor de Estrasburgo: continúa.
En Sarrebruck, en Wissemburgo, en Woerth, en Sedan, se estremece, el dedito encorvado: acaricia a Nancy, araña a Bitche y Falsburgo, raya a Metz, traza pequeñas líneas rotas sobre las fronteras, -y se detiene…
Triunfante, Bismarck ha abarcado con su índice la Alsacia y la Lorena! – Oh! cuántos delirios de avaro, bajo su cráneo amarillo! Que deliciosas nubes de humo emite su pipa feliz!
Bismarck medita. Vaya! un enorme punto negro parece detener al índice retozón. Es París. Así, la uñita mala, de rayar, de rayar el papel, de aquí para allá, con furia, – en fin, de detenerse… El dedo se queda ahí, medio doblado, inmóvil.
París! París! – Y bien, el buen hombre ha soñado tanto con los ojos abiertos, que, dulcemente, la soñolencia se apodera de él: su frente se ladea hacia el papel; maquinalmente, la cazoleta de su pipa, se escapa de sus labios, cae sobre el infame punto negro…
Hi! povero! abandonando a su pobre cabeza, su nariz, la nariz del Sr. Otto von Bismarck, se sumergió en la cazoleta ardiente Hi! povero! va povero! en la cazoleta incandescente de la pipa, Hi! povero! Su índice estaba sobre París! Se acabó, el sueño glorioso!
Era tan fina, tan espiritual, tan feliz, esa nariz de viejo primer diplomático! – Esconda, esconda esa nariz!
¡Y bien! querido, cuando, para compartir el chucrut real, usted regrese al palacio (…) con los crímenes de … dama (…) en la historia, usted llevará eternamente su nariz carbonizada entre sus ojos estúpidos!
(faltan líneas)
Ahí tiene! Quién lo mandó a soñar despierto!”
Jean Baudr
Más información │ Europa Press │ Una temporada en el infierno │ La Jornada Semanal
Categorías:Andanzas
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