Jean-Paul Charles Aymard Sartre (París, 21 junio de 1905 – ídem, 15 abril de 1980)
El existencialismo es a Jean-Paul Sastre lo que el idealismo a Inmanuel Kant. Filósofo dramaturgo y escritor, no dudó en rechazar el Premio Nobel de Literatura para hacer honor a sus convicciones. Nacido en París el 21 de junio de 1905 nos dejó, tal día como hoy, un 15 de abril de 1980.
Atrás quedaban un puñado de novelas como La náusea, El ser o la nada o El muro, obras de teatro de la talla de Las moscas o Nekrasov y, sobre todo, un compendio de tratados filosóficos sobre los que siguen volviendo una y otra vez los intelectuales, maravillados por la profundidad del pensamiento del francés.
Pero si Sartre se distinguió de muchos otros filósofos fue por su activismo político. Afiliado al Partido Comunista francés, hizo bandera de su oposición al dominio colonial de su país sobre Argelia, apoyando la guerra de liberación que desembocaría en la independencia de ese territorio. También se opuso a la guerra de Vietnam y contribuyó decisivamente a la conformación del Tribunal Russell. Desencantado finalmente con el estalinismo, coqueteó con la China de Mao y la Cuba de Castro y terminó apoyando al estado de Israel durante la Guerra de los Seis Días.
Fueron precisamente esas ideas políticas las que acabarían distanciando a Sartre de otro destacado intelectual de la época, Albert Camus, con quien había mantenido una fuerte amistad en el pasado.
De quien no se distanciaría nunca sería de Simone de Beauvoir, a quien conocería en la Sorbona y con la que formaría una de las parejas intelectualmente más potentes del siglo XX. Ambos supieron compatibilizar a la perfección su afán de libertad y sus profundos análisis sobre el individuo y la sociedad con una unión que trascendería los límites de su existencia. Hoy sus restos reposan juntos en el cementerio de Montparnasse, lugar de peregrinación ineludible para cientos de miles de personas que buscan en sus obras las claves para entender el mundo de ayer y de hoy.
«El existencialismo ateo que yo represento es más coherente. Declara que si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre, o como dice Heidegger, la realidad humana. ¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así, pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla. El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Este es el primer principio del existencialismo solución.»
Jean Paul Sartre, El existencialismo es un humanismo.
Texto: Jean-Paul Sartre, el existencialista que nunca dejó de luchar por un mundo mejor. Óscar Bellot. Diario Sur. 15.04.2010
Categorías:Efemérides
Una reflexión de Sartre en «La nausée», la tengo en francés, la traducción por lo tanto es casera!:
«Cuando uno vive, no ocurre nada. Los decorados cambian, la gente entra y sale, esto es todo. No hay jamás comienzos. Los días se suman a los días sin rima ni razón, es una suma interminable y monótona. Pero cuando uno cuenta la vida, todo cambia.»