¡Nunca insultéis a la mujer caída!
Nadie sabe qué peso la agobió,
ni cuántas luchas soportó en la vida,
¡hasta que al fin cayó!
¿Quién no ha visto mujeres sin aliento
asirse con afán a la virtud,
y resistir del vicio el duro viento
con serena actitud?
Gota de agua pendiente de una rama
que el viento agita y hace estremecer;
¡perla que el cáliz de la flor derrama,
y que es lodo al caer!
Pero aún puede la gota peregrina
su perdida pureza recobrar,
y resurgir del polvo, cristalina,
y ante la luz brillar.
Dejad amar a la mujer caída,
dejad al polvo su vital calor,
porque todo recobra nueva vida
con la luz y el amor.
Poema: La mujer caída
Autor: Víctor Hugo (Besanzón, 1802 – París, 1885)
Categorías:Poesía
hola!
He llegado a tu blog casi por casualidad, pero como he leído cosas quue me han gustado mucho, me gustaría ponerte en el blogroll del mío.
Bienvenido y gracias por tus palabras. No creo el merecimiento de pertenecer a tu blogroll. Te lo agradezco sinceramente. Pasaré a visitarte. Un saludo.
http://desdesaturno.wordpress.com/