Caperucita Roja políticamente correcta.

James Finn Garner escribió en 1994 un libro titulado «Cuentos infantiles políticamente correctos« (Politically correct bedtime stories) (Ed. Circe), en donde rescata algunos relatos de siempre (Blancanieves, La Cenicienta, Los tres cerditos, y por supuesto, Caperucita Roja) adaptándolos a la modernidad de nuestra sociedad, y estableciendo, con un delicioso sentido del humor, valores de respeto al prójimo: tolerancia, defensa de los derechos laborales y demás causas que hoy tanto se cuidan en la escuela y en la edición de libros infantiles.

En vista de que cuentos como Caperucita Roja (salta a la vista su escaso respeto por los ancianos) o «El enano Saltarín» (explotación laboral de la mujer y menosprecio de las personas bajitas) podían herir la sensibilidad de los lectores de hoy en día, Garner los ha vuelto a (re) escribir con un lenguaje «políticamente correcto».

El propio autor nos indica en el prólogo del libro:

«No cabe duda de que, cuando fueron originalmente escritos, los cuentos en los que se basan las siguientes historias cumplían con una función determinada, consistente en afianzar el patriarcado, distraer a las personas de sus impulsos naturales, «demonizar» el «mal» y «recompensar» el «bien» «objetivo». Por más que lo deseemos, no es justo culpar a los Hermanos Grimm de su insensibilidad ante los problemas de la mujer, las culturas minoritarias y el entorno natural. Del mismo modo, debemos comprender que en la farisaica Copenhague de Hans Christian Andersen apenas cabía esperar simpatía alguna por los derechos inalienables de toda sirena.

Hoy en día, tenemos la oportunidad – y la obligación- de replantearnos estos cuentos» clásicos» de tal modo que reflejen la ilustración de la época en la que vivimos, y tal ha sido mi propósito al redactar esta humilde obra»

[…] «Deseo disculparme de antemano y animar al lector a presentar cualquier sugerencia encaminada a rectificar posibles muestras -ya debidas a error u omisión- de actitudes inadvertidamente sexistas, racistas, culturalistas, nacionalistas, regionalistas, intelectualistas, socieconomistas, etnocéntricas, falocéntricas, heteropatriarcales o discriminatorias por cuestiones de edad, aspecto, capacidad física, tamaño, especie u otras no mencionadas, ya que no me cabe duda de que mi intento por desarrollar una literatura significativa y desprovista de cualquier posible arbitrariedad y de la influencia de las imperfecciones del pasado ha de hallarse necesariamente sujeto a errores»

Cuentos Infantiles políticamente correctos es un librito de apenas 150 páginas, para una lectura a ratos, fácil, divertida y amena. Tras el éxito de esta recopilación en 1996 publicó «Más cuentos infantiles políticamente correctos«.

Un año después, en 1997, se editaría «Cuentos navideños políticamente correctos«.

«[…] Para la publicación de este segundo volumen [Más Cuentos políticamente correctos], no hemos escatimado esfuerzos en nuestro empeño por lograr una edición menos agresiva con el medio ambiente: hemos empleados tintas naturales derivadas de la soja, sistemas de repartos ciclísticos…»

“Desgraciadamente, las restricciones de espacio nos han forzado, una vez más, a omitir el cuento El patito que logró verse juzgado por sus méritos personales y no por su apariencia física.»

Os dejo ya con la versión políticamente correcta del cuento de Caperucita Roja propuesta por James Finn Garner, en donde la abuela no es vieja, sino que posee una «perfecta salud mental y es perfectamente capaz de cuidar de sí misma en su condición de adulto maduro«.

Caperucita Roja políticamente correcta.

«Érase una vez una persona de corta edad llamada Caperucita Roja que vivía con su madre en la linde de un bosque. Un día, su madre le pidió que llevase una cesta con fruta fresca y agua mineral a casa de su abuela, pero no porque lo considerara una labor propia de mujeres, atención, sino porque ello representa un acto generoso que contribuía a afianzar la sensación de comunidad. Además, su abuela no estaba enferma; antes bien, gozaba de completa salud física y mental y era perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que era.

Así, Caperucita Roja cogió su cesta y emprendió el camino a través del bosque. Muchas personas creían que el bosque era un lugar siniestro y peligroso, por lo que jamás se aventuraban en él. Caperucita Roja, por el contrario, poseía la suficiente confianza en su incipiente sexualidad como para evitar verse intimidada por una imaginería tan obviamente freudiana. De camino a casa de su abuela, Caperucita Roja se vio abordada por un lobo que le preguntó qué llevaba en la cesta.

– Un saludable tentempié para mi abuela quien, sin duda alguna, es perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que es -respondió.

– No sé si sabes, querida -dijo el lobo-, que es peligroso para una niña pequeña recorrer sola estos bosques. Respondió Caperucita:

– Encuentro esa observación sexista y en extremo insultante, pero haré caso omiso de ella debido a tu tradicional condición de proscrito social y a la perspectiva existencial (en tu caso propia y globalmente válida) que la angustia que tal condición te produce te ha llevado a desarrollar. Y ahora, si me perdonas, debo continuar mi camino.

Caperucita Roja enfiló nuevamente el sendero. Pero el lobo, liberado por su condición de segregado social de esa esclava dependencia del pensamiento lineal tan propia de Occidente, conocía una ruta más rápida para llegar a casa de la abuela. Tras irrumpir bruscamente en ella, devoró a la anciana, adoptando con ello una línea de conducta completamente válida para cualquier carnívoro. A continuación, inmune a las rígidas nociones tradicionales de lo masculino y lo femenino, se puso el camisón de la abuela y se acurrucó en el lecho. Caperucita Roja entró en la cabaña y dijo:

– Abuela, te he traído algunas chucherías bajas en calorías y en sodio en reconocimiento a tu papel de sabia y generosa matriarca.

– Acércate más, criatura, para que pueda verte -dijo suavemente el lobo desde el lecho.

– ¡Oh! -repuso Caperucita. Había olvidado que visualmente eres tan limitada como un topo.

– Pero, abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes!

– Han visto mucho y han perdonado mucho, querida.

– Y, abuela, ¡qué nariz tan grande tienes! (relativamente hablando, claro está, y, a su modo, indudablemente atractiva).

– Y… ¡abuela, qué dientes tan grandes tienes!

Respondió el lobo:

– Soy feliz de ser quien soy y lo que soy…Y, saltando de la cama, aferró a Caperucita Roja con sus garras, dispuesto a devorarla. Caperucita gritó; no como resultado de la aparente tendencia del lobo hacia el travestismo, sino por la deliberada invasión que había realizado de su espacio personal. Sus gritos llegaron a oídos de un operario de la industria maderera (o técnicos en combustibles vegetales, como él mismo prefería considerarse) que pasaba por allí. Al entrar en la cabaña, advirtió el revuelo y trató de intervenir. Pero apenas había alzado su hacha cuando tanto el lobo como Caperucita Roja se detuvieron simultáneamente…

– ¿Puede saberse con exactitud qué cree usted que está haciendo? -inquirió Caperucita. El operario maderero parpadeó e intentó responder, pero las palabras no acudían a sus labios.

– ¡Se cree acaso que puede irrumpir aquí como un Neandertalense cualquiera y delegar su capacidad de reflexión en el arma que lleva consigo! -prosiguió Caperucita. ¡Sexista! ¡Racista! ¿Cómo se atreve a dar por hecho que las mujeres y los lobos no son capaces de resolver sus propias diferencias sin la ayuda de un hombre.Al oír el apasionado discurso de Caperucita, la abuela saltó de la panza del lobo, arrebató el hacha al operario maderero y le cortó la cabeza. Concluida la odisea, Caperucita, la abuela y el lobo creyeron experimentar cierta afinidad en sus objetivos, decidieron instaurar una forma alternativa de comunidad basada en la cooperación y el respeto mutuos y, juntos, vivieron felices en los bosques para siempre.

© James Finn Garner: Cuentos infantiles políticamente correctos. CIRCE Ediciones, S.A. Barcelona.
© Ilustraciones para el cuento tomadas de aquí. Gracias.

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En Algún día: Caperucita Roja.

Caperucita Roja: La otra historia.
Caperucita Roja y el Lobo, de Roald Dahl.
Caperucita Roja, de Tomas Nilsson.
Érase veintiuna veces Caperucita Roja.
Caperucita roja de Tex Avery: Una maciza de los bosques.
El Cuento de la Abuela y otras hermanas orales de Caperucita.
Caperucita Roja de Gabriela Mistral.
Caperucita Roja según los Hermanos Grimm.
Caperucita Roja políticamente correcta.
El «chaperoncito rojo» de Charles Perrault.
Caperucita Roja. Versión del lobo enamorado.
El cuento popular francés de Caperucita.
Caperucita Roja. Versión del Lobo.



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24 respuestas

  1. jeje me quedo con esta nueva version, es la primera ves q la leo.
    mucho mejor q la original :D

  2. Exelente, me gusta como cada personaje, tiene bien en claro su comportamiento y conocimiento de lo que es correcto en cada situación

  3. una realidad imaginaria que potencia nuestro virtual sentido de la realidad, politicamente incorrecto…rebien¡¡

  4. Tengo que decir que este cuento me lo dieron para que lo leyera en una reunión con motivo de la celebración del Día de la Mujer Trabajadora. Me negué a hacerlo porque me parece una tomadura de pelo. La verdad es que creo que el autor está haciendo una crítica subliminar al movimiento femenista. El final de la narración me parece una auténtica aberración. Igualdad entre sexos es lo que pretendemos algunas mujeres, no caer en los mismos errores de agresiones y maltrato machista que han tenido que soportar tantas mujeres. Me parece vergonzoso que se utilice un personaje como Caperucita Roja, con los errores propios de muchos cuentos populares pero que son el referente de muchos niños, para cometer una acción de violencia extrema y matar a una persona que, para mayor inri, iba a ayudar.
    Me parece impresentable.

  5. Carmen, creo q no pudiste interpretar el texto, el autor (segun mi criterio) trato de dejar un mensaje en el cual las personas (notese que no digo las mujeres) puedan comprenserse y parar la violacion al sentido comun y la razon, tratese de hombre o mujer. Como podemos ver «no a la dicriminacion» en la que Caperucita calificaba constantemente la apariencia del lobo pensando ella que era su abuela, pero sin embargo el lobo era feliz de ser quien y como era, como podemos ver q tambien deja valores. Y al final del cuento aunque sea sumamente violento, no lo interprete (y creo ademas que el autor no quiere dejar esa interpretacion) de acabar con el hombre sino que el operario era la representacion de la violencia antes de usar de las palabras y no del genero masculino. Termino agregando que en cuanto a lo que dices del maltrato machista, anteriormente era una costumbre que la mujer se quede en la casa y el hombre trabajase, eso no esta ni bien ni mal, simplente la organizacion que habia en esa epoca era asi, y en lo de maltrato estas equivocada, porque si bien algunas mujeres fueron posiblemente maltratadas, la mayoria era respetada y valorada como una esposa. Sin nada mas que decir me despido.

  6. Ya matar a un leñador es politicamente correcto. Con razón hay tantas guerras en este mundo, por acciones politicamente correctas, como cortale la cabeza a alguien, vaya porqueria de cuento.

  7. Patetico!
    Totalmente de acuerdo con Antonio Said, cortar la cabeza al pobre leñador cuya unica intención era ayudar es politicamente correcto.
    De toda la vida si caperucita llevaba la comida a la abuela era porque estaba vieja o estaba enferma. No me vengan estropeando los cuentos de toda la vida.

    La mejor versión que he ledido la francesa con el final tragico. El lobo, como depredador que es zampa y sobrevive a base de lo que encuentra y puede: abuela y nieta. Jejejeje

  8. jajaja pues si te metieses jonathan en el blog de mi seño ya veras como este cuento es uno de los que mas se aproximan al de toda la vida jajajajajaaja ahhh jonathan no te metas pa lo hondo que no sabes nadar!!! es broma tkm

  9. roxy love love te conoxco!! eres de valencia verdad?

  10. si soy de valencia del pequeño pueblo de fuenterobles

  11. Sonrían, todo lo políticamente correcto es una broma de mal gusto.

  12. ¿Por qué ofende a los neandertales? ¿Que pasa? ¿No tienen derecho a que se les respete?

  13. Es obvio que esta versión del cuento, como todo el libro, es una parodia sobre las memeces en las que puede derivar la «dictadura» de lo políticamente correcto. Es pura ironía que por lo que veo algunos de ustedes no captó…perdón, tal vez eso no sea muy políticamente correcto por mi parte, ejem, digamos que…tal vez algunos de ustedes vió cosas distintas a las mías en base a la diversidad, multiculturalidad, creatividad personal, libertad y multiplicidad de criterio y juicio, amen de la riqueza de capacidades del genero humano que enriquece el acerbo genético del planeta y contribuye a la biodiversidad, como por ejemplo un mi primo mío llamado Juan que me esta diciendo que le parece genial esa receta de cocina de cosas rojas que tan amablemente alguien ha puesto en este blog…Genial, estoy deseando que me la cocine.

  14. parace un discurso de los que da ahora ana botella

  15. Algo sobre explicado

  16. Para mí, ésta es la PEOR versión de Caperuza. Pretenciosos y fallido, además de sexista, clasista, racista, especista, eurocentrista, jajaja todo lo que dice evitar. El lenguaje es rebuscado, aburrido, solemne y de literatura no tiene ni una letra. Gracias por el trabajo de compliar todas estas versiones de Caperuza que desconocía.

  17. Genial y geniala. Bien redactado o redactada para todos los lectores y lectoras de cosas o cosos nuevos o nuevas.

  18. la niña parece SHELDON COOPER…saben yo la empujaria y chauuu………..ABURRE.explica todooooooo sheldonnnnn……….acc

  19. Me podrían responder esto.
    1. ¿En dónde radica el humor del cuento?
    2. ¿A qué público está dirigido el cuento?
    3. ¿Cómo es la personalidad de Caperucita en el cuento?
    4. Dibuja o descarga una portada para el cuento POLÍTICAMENTE CORRECTO.

    Gracias
    5. En el texto hay algunas frases y palabras resaltadas en rojo, escribe cuál es su significado o que quería a dar entender el autor

  20. 1. ¿En dónde radica el humor del cuento?
    2. ¿A qué público está dirigido el cuento?
    3. ¿Cómo es la personalidad de Caperucita en el cuento?
    Gracias

  21. Esta versión de caperucita roja es completamente hilarante, la amé de principio a fin, es tan exagerada, pero a la vez informada de estos sujetos «políticamente correctos» que siento, cumple el objetivo de dar una manera en «políticamente correcta» mientras hace una parodia y una sátira de lo que es ser políticamente correcto.

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