Walcott acusa a Naipaul de producir una narrativa muerta y lo tilda de envidioso. En un ensayo previo, Naipaul insinuaba que la obra de Walcott era vacía.
Derek Walcott llevaba más de media hora encandilando al público de un festival literario de Jamaica, 28 de mayo, hablando de arte, cine, tradición, sobre el ritmo de la escritura caribeña, recitando poemas. De repente, anunció: «Voy a ser malo». «No sé si debería leerlo o no, pero qué demonios«. Y empezó a leer «La mangosta«, un largo, vitriólico, durísimo poema contra -«creo que reconoceréis a Naipaul», dijo- otro laureado rival. El primer premio Nobel caribeño, Derek Walcott (1992), se lanzaba así, contra el segundo, V. S. Naipaul (2001).
La mangosta
Me ha mordido y tengo que evitar la infección
si no, estaré tan muerto como las narraciones de Naipaul
Lee sus últimas novelas, verás
qué quiero decir
Una letargia, casi obscena,
el modelo es Maugham, más soporífero que el de Dickens
Los ensayos son más mordaces
como pollos de corral que picotean, pero
cada frase punzante es veneno
desde que hizo de este tramposo estilo
una prisión
Los argumentos son forzados, la prosa
sedada y tonta
El antihéroe es un gilipollas llamado Willie
que carece del conflicto de un Waugh o un Lawrence
y gimotea con el auto aborrecimiento de su autor
(…)
El poema no se pierde en sutilezas y recuerda al Quevedo más cruel atizando sin contemplaciones a Góngora. Se mete con su narrativa «muerta», dice que «su bilis exuda el hedor de la envidia, la pourriture en francés«, utiliza chanzas sexuales ( «He doesn´t like black men, but he likes black cunt» o «es un hecho común en su última ficción / me dijo una vez que el sexo era sólo fricción») y le echa en cara haber perdido su humanidad (la que aún tenía en “Una casa para Mister Biswas”) para asumir «la naturaleza de la mangosta: directa al cuello«.
La mangosta es un animal odiado en el Caribe, introducido, según leyenda, por la emigración asiática: Naipaul nació en Trinidad, es hijo de emigrantes indios.
Dos premios Nobel a la greña. ¿Una simple querella personal? Walcott ya había insinuado un ataque a Naipaul en un poema en el que le llama V.S. Nightfall. Pero la chispa que prendió el incendio -la leña estaba dispuesta hace años- fue un ensayo en el que Naipaul insinuaba que la obra de Walcott había sido estrangulada por su marco colonial, que había sabido dar cierta apariencia intelectual al vacío de sus poemas y que «dio a su desdicha un giro racial que la hizo más manejable».
Las críticas de Walcott a Naipaul no tienen el mismo origen que el amargo ajuste de cuentas que ya hizo Paul Theroux con su antiguo maestro en (Sir Vidia´s shadow), ni con el rifirrafe iniciado por Salman Rushdie al acusar a Naipaul de ser un compañero de viaje del fundamentalismo hindú, sino más bien con la crítica de Edward Said, al ver en Naipaul al wog, el buen colonizado, que culpa de los males del Tercer Mundo no a Occidente, sino a ellos mismos, y que escribe según los mitos construidos por los escritores occidentales, como Forster o Burton. En la diatriba de Walcott late aún el antagonismo étnico entre África e India («la mangosta obedece órdenes del Raj», dice el poema).
Y hay algo también de agravio personal:
«Una vez pensé que todo lo que la mangosta necesitaba
para su grandeza era compasión,
si hubiera atendido la enorme herida
de todas las espadas que él odiaba:
y así su nombre fue uno de los que yo propuse para la rama de laurel.
Por cinco años esperó.
India e Inglaterra estaban en su cita de agradecimiento.
Pero no la nación negroide
que alimentó su don».
(…)
El poema original (The Mongoose) lo podéis leer aquí y aquí y aquí, por si alguien se anima a traducirlo al español por completo.
Fuente │ La Vanguardia
Categorías:Andanzas
Tal vez, Sir Vidjadhar Surasjprashad haya sido influenciado por el conocimiento védico de su herencia cultural hindú. Además, para malponer al Sr. Walcott, la amargura de Paul Theroux expresada en su lamentable biografía «A la sombra de Naipaul», en donde chismea los comentarios de Sir Vidja de que África volvería a ser selva, mientras estaba enojado por las expropiaciones a los hindúes en ese continente colonial. Sin embargo, la herencia cultural de Sir Vidja de hecho debe estar presente allí en su trabajo, y ser respetada a pesar de que estemos o no, de acuerdo con ésta. Las declaraciones, en la segunda voz de quien, además, nunca obtendrá una nominación al Nobel, no deberían tenerse en cuenta, como lo hice con él hace muchos años, al leer su amargo libro(que al final, fue desacreditado por el mismo Premio Nobel, concedido a Sir Vidja en 2001). Yo respeto al Sr. Walcott, y estoy de acuerdo plenamente con sus sentimientos, aunque bien sé que él tiene una consideración muy sentida por los hombres, y comprende, perdona, admite, cualquier malentendido al respecto. Cuando surgió en él la duda por la lectura de La Mangosta en el Festival de Jamaica, quedó demostrada su caballerosidad. Yo lo sé. Recientemente estuvo en Caracas, y fue interrogado malintencionadamente por un periodista Chavista sobre la esclavitud, y él dijo que había ocurrido tan lejos en el pasado, y que el Caribe era tan colorido y espléndido, como para ponerse a pensar en penas del pasado. Él es, de hecho, un hombre lleno de poesía y amor.