Medalla de Oro al Mérito del Trabajo en 2007 y Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2009, en la década de los 50 Cremer estableció contacto con el grupo de poetas de la revista Espadaña, de gran compromiso social, en plena posguerra, y de la que llegó a ser director, tras salir de la cárcel.
«Morir es una costumbre que suele tener la gente […] la cama vacía es lo que queda después de haber vivido«, declaró el centenario creador cuando en noviembre de 2008 recogió en Segovia el Premio Gil de Biedma.
A tu embate me rindo. Ya no lucho
por conseguir tu beso. Estoy cansado,
y a través de la carne luminosa
he conseguido ver. Saber de ti.
Tú, tan remota, tan alejada siempre
del caudal de esta sangre, te has entrado
como un viento en las venas y tu furia
desordenó la gracia de mis trigos.
Me llegan las palabras, de ti misma,
y en ti, cuajada, queda la mirada.
Soy un ajeno mármol que rechaza
tus calientes caricias de pantera.
Perseguías girar en mis hogueras,
azotarte en mis llamas, reclinarte
sumisa entre mis cardos violentos,
mientras la sangre choca y se devela.
Pero ya no es posible. Estoy cansado;
seco como una estrella. Ya no lucho.
Sonrío, contemplando hombres de sueño,
buscándote en callejas temerarias.
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Categorías:In Memoriam
Etiquetas:articulista, Crémer contra Crémer, Diario de León, El último jinete, fallecimiento Victoriano Crémer, fallecimientos 2009, In Memoriam, In Memoriam2, Libro de Caín, Nuevos cantos de vida y esperanza, Textos, Tiempo de Soledad, Versos olvidados, Victoriano Crémer
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