El solitario y etéreo Rainer Maria Rilke, el enorme poeta Rilke, mantuvo durante toda su vida una intensa relación epistolar con familiares y amigos. Era su forma natural de comunicarse y volcaba en ellas la misma dedicación y obsesión por lo sublime que en cualquiera de sus mejores poemas. A Rilke, que no entendía las relaciones superficiales, le gustaba, además, dedicar los ejemplares de sus libros, y esas dedicatorias, improvisadas muchas veces y por lo general manuscritas, alcanzan por eso la misma altura y densidad literarias que sus poemas. No hablamos de las dedicatorias impresas que todos los libros tienen, ni tampoco de dedicatorias circunstanciales: son dedicatorias manuscritas, intensas y de gran valor autobiográfico que el poeta escribía fundamentalmente a las mujeres, pues no en vano fueron éstas las que mayor influencia ejercieron sobre él. La noticia está en que estos días la editorial Linteo publica por primera vez en español “Poemas en prosas. Dedicatorias”, una extensa y cuidada muestra de estas dedicatorias, además de unos textos en prosa, en versión de Antonio Pau, gran conocedor del poeta y autor de su mejor biografía. Son, nada menos, que 400 páginas con obra inédita del mejor Rilke. “El poeta escribía auténticos poemas como dedicatorias de sus libros. Era lo más alejado a un escritor de circunstancias. Todo en él tiene contenido, belleza”, señala Antonio Pau. El Cultural publica en estas páginas algunos de estos textos y dedicatorias inéditas.
Para Lotte Bielitz
Es difícil el descenso hasta Dios. Pero mira:
te agotas de llevar los cántaros vacíos,
y de pronto, resulta que ser niño, joven, mujer,
basta para que él quede satisfecho sin fin.
él es el agua: limítate a hacer sólo
una taza con tus manos juntas,
y arrodíllate luego. Pródigamente
hará rebosar tu límite más alto.
23 de enero de 1919.
Ficha del Libro: Ediciones Linteo.
…un ósculo, hoy.
A falta de pan, buenos son los michirones….