A propuesta del Pacto Andaluz por el Libro, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía establece mediante Acuerdo del Consejo de Gobierno del día 24 de Mayo de 2005, declarar el 16 de Diciembre, Día de la Lectura en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Andalucía, en conmemoración del nacimiento del poeta andaluz Rafael Alberti, uno de los más destacados componentes de la Generación del 27.
Con este propósito y en colaboración con otras instituciones firmantes del Pacto, se invita a las corporaciones locales, centros de enseñanza, bibliotecas, y a la ciudadanía en general, a celebrar este día con la lectura pública del manifiesto que anualmente se publica en elogio y defensa de la lectura.
Texto de la Alocución ciudadana por la lectura 2009, con motivo de la celebración del Día de la Lectura en Andalucía.
Mi primera experiencia textual.
«Cuando Son Gohanda arrancó la espada Z durante su entrenamiento con los dioses Kaio Shin, de inmediato recordé que el rey Arturo también desenclavó a Excalibur de una roca. Ambas espadas eran mágicas y habían pertenecido a guerreros ilustres. Sobre todo Excalibur, que fue incrustada en una piedra por el rey Uther Pendragon para que su hijo la arrancara y fuera reconocido rey de Inglaterra. Lo mismo sucedió en La guerra de las galaxias, porque Obi Wan Kenobi también le entregó a Luke Skywalker la espada láser de su padre, el caballero jedi Anakin Skywalker.
Toda La guerra de las galaxias parece inspirada en las leyendas de la Tabla Redonda, porque en las dos sagas encontramos nobles guerreros que luchan por honor y lealtad, contra negros caballeros que han traicionado sus juramentos pasándose al lado oscuro. Todavía recuerdo lo que pensé cuando vi al Consejo Jedi sentado en círculo en su templo de Coruscant: no habla una mesa redonda, mas no hacía falta porque gracias a la literatura estaba sobreentendida.
No hay película, juego de vídeoconsola, o serie y concurso de televisión que no remita a una lectura o que no esté basada en un libro. Los famosos de las islas salen de Robinson Crusoe, las cámaras que vigilan nuestros movimientos vienen de 1984, los piratas caribeños descienden de La isla del tesoro y los vampiros metrosexuales son la versión light de Drácula, aunque el primer vampiro de la literatura lo creó John William Polidori, como consecuencia de una apuesta que hizo con otros dos amigos narradores para saber quién era capaz de escribir la mejor historia de terror. Lord Byron escribió El entierro y William Polidori El vampiro, pero la apuesta la ganó Mary Shelley con Frankenstein. Todas las historias de monstruos, vampiros y fantasmas salen de aquella apuesta literaria, porque incluso Alien, el octavo pasajero es una adaptación espacial de los argumentos del vampiro y el monstruo de Frankenstein.
Todavía se alquila en los videoclubes La liga de los hombres extraordinarios, una entretenida película de aventuras donde un equipo de personajes literarios se enfrentaba contra los nazis. Ellos eran Alian Quatermain de Las minas del rey Salomón de Sir Henry Rider Haggard, el Capitán Nemo de Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne, Dorian Gray de la novela de Oscar Wilde, Mina Harker de Drácula de Bram Stocker, Edward Hyde de El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Stevenson, Rodney Skinner de El hombre invisible de H.G. Wells y Tom Sawyer, personaje de Mark Twain. Todos ellos tratan de rescatar a los mejores científicos del mundo secuestrados por los nazis, quienes son ayudados por el perverso profesor Moriarty, eterno enemigo de Sherlock Holmes, detective creado por Sir Arthur Conan Doyle. Como se puede apreciar, La liga de los hombres extraordinarios es una de las películas más «literarias» de la historia del cine.
Si ahora mismo tuviera doce, catorce o dieciséis años, seguramente también estaría enganchado al vídeo, \aplayo internet, muerto de miedo de que me entrara algún «troyano» en el ordenador. Pero por eso mismo es bueno saber que los «troyanos» existen porque hubo un caballo de madera dentro del cual se escondieron los soldados aquellos que tomaron la amurallada ciudad de Troya. Todo comenzó gracias a los poemas homéricos: los superhéroes, las armas mágicas y los dioses conviviendo con los seres humanos. Los androides y replicantes que Philip Dick inventó para Blade Runner ya combatían en L lliada y ese «Más allá» de «Dragon Ball Z», poblado por los mejores guerreros de todos los tiempos, apareció por primera vez en el canto undécimo de La Odisea.
Durante mi infancia los comics fueron tan valiosos como los clásicos, así que debo citar a Julio Verne, Mark Twain y H.P. Lovecraft, al lado de Tarzán, Spiderman y los 4 Fantásticos. Ya de adolescente leí cinco libros maravillosos: la lliada y la Odisea, Historias de Cronopios y de Famas de Julio Cortázar, La palabra del mudo de Julio Ramón Ribeyro y los Cuentos Completos de Edgar Alian Poe. De los libros leídos en mi último año de instituto me marcaron para siempre Cien años de soledad de García Márquez, La Cartuja de Parma de Stendhal, El libro de arena de Borges y El mito del eterno retorno del rumano Mircea Eliade, los cuales «ordenaron» todas mis lecturas anteriores, superhéroes incluidos.
Ha transcurrido mucho tiempo desde entonces y los libros que me han encantado son numerosos, pero si tuviera que elegir sólo cinco me quedaría con La lliada, Historias de Cronopios y de Famas, El libro de arena, La Cartuja de Parma y los Cuentos Completos de Edgar Alian Poe. Por supuesto que sigo leyendo cómics, con la misma ferocidad adolescente. Mi textualidad se definió gracias a la lectura de esos libros a los que siempre regreso, porque en aquella edad remota mi promiscuidad textual era absoluta y podía quedarme horas en la cama disfrutando del texto por el texto, practicando la homotextualidad y a veces la heterotextualidad.
No es casual que sólo haya citado lecturas adolescentes, porque el hechizo que me infligieron fue poderoso, fulminante y perturbador, como los rayos de Cíclope o la energía cósmica de Galactus. Admiro a los escritores que son capaces de cifrar en una sola novela el compromiso, la condición humana y la identidad de su país, su continente o su planeta; pero sólo envidio a quienes nos seducen textualmente y nos mantienen en vela hasta que la mañana nos arrasa, deslumbrados y felices.
Por eso la primera experiencia textual es más esencial y memorable que la otra».
Fernando Iwasaki
San José de la Rinconada, otoño de 2009.
Más información y recursos.
Lectura y Biblioteca en la Consejería de Educación.
Enlace al Plan Andaluz de Fomento a la Lectura .
Manifiesto: Alocución ciudadana año 2009. (PDF)
Manifiesto: Alocución ciudadana año 2009. (Mp3)
Categorías:Andanzas
Deja una respuesta