Este poema, publicado por primera vez en la revista «Ayuda» del Socorro Rojo el 2 de enero de 1937, nos trae de nuevo los recuerdos de infancia de Miguel Hernández, la época de su vida «más fea por malponiente y maloliente», como él mismo diría. Se sirve de un acontecimiento aparentemente gozoso – la llegada de los Reyes Magos – para esbozar una amarga queja contra los distintos estamentos del poder que se muestran ajenos a la miseria de gran parte de la población.
El objetivo del poema era recabar ayuda para donativos y juguetes en beneficio de la infancia necesitada. Interesante la nota aclaratoria ofrecida en primera página:
«Los niños de la España libre y en armas tendrán este año, merced a la generosidad de millones de personas, lo que la casta que nos dominaba había hecho privilegio exclusivo de sus hijos: juguetes y libros con que estimular su espíritu y crear sus castillos imaginativos de una sociedad mejor.»
Las abarcas desiertas.
Miguel Hernández.
Por el cinco de enero, Y encontraban los días, Nunca tuve zapatos, Me vistió la pobreza, Por el cinco de enero,
|
Y al andar la alborada Ningún rey coronado Toda gente de trono, Rabié de llanto, hasta Por el cinco de enero,
|
Categorías:Poesía
Deja una respuesta