Texto: Andrés Ibañez. ABCD.es. Número 905. 31.05.09
Creo que nunca se ha intentado una clasificación de la literatura con los criterios que me propongo utilizar aquí. En la literatura siempre se usan, desde mi punto de vista, categorías demasiado rígidas que son, por lo general, mutuamente excluyentes. «Realista» contra «fantástico», «fácil» contra «oscuro», «narración» contra «estilo». Todo este batiburrillo podría suavizarse y relativizarse si aceptáramos que los lectores, lo queramos o no, buscan siempre el tipo de obras literarias que les son afines de acuerdo con el tipo de personalidad que tiene cada uno.
Pensemos, por ejemplo, en una caracterización de doce tipos humanos, doce formas de ser y de entender el mundo. Elijamos, por motivos meramente prácticos y metodológicos, los signos del Zodíaco. No hace falta que «creamos» en la astrología para seguir este razonamiento, porque los diversos tipos humanos existen creamos en ella o no. Mi tesis es que hay tantas literaturas como personas, y que es inútil decirle al lector de Paradiso que Réquiem por un campesino español es una obra maestra. ¿No se han fijado que en la obra de García Márquez, por ejemplo, hay por ahí personas que van diciendo que su mejor libro es la novelita El coronel no tiene quien le escriba? Esto no son realmente juicios literarios: son declaraciones de una visión del mundo.
Existen, por tanto, doce (al menos) tipos de literatura que muchas veces no se comprenden bien entre sí, no porque unas sean buenas y otras malas, sino porque están dominadas por planetas y por estrellas diferentes. Así, por ejemplo, los energéticos, impacientes e impulsivos Aries preferirán las novelas de aventuras, en las que hay mucha acción y pocas «descripciones»; por ejemplo, las novelas negras de Raymond Chandler.
Los pacientes, cariñosos, constantes Tauro, con su amor por la estabilidad y la comodidad y su carácter plácido y conservador, preferirán la novela llamada «decimonónica», la novela de costumbres, los llamados «grandes tochos», y la poesía con rima. Ana Karenina, Antonio Machado. Los versátiles e incostantes Géminis se decantarán por los relatos cortos. Defenderán la ligereza de este tipo de lectura, la variedad que proporciona un libro de relatos frente a la monolítica novela. Los hogareños, tímidos Cáncer, con su gusto por la soledad, el hogar, los niños y la imaginación, disfrutarán de la literatura infantil y fantástica, melancólica y lírica. El señor de los anillos, pero también las novelas de Yasunari Kawabata o la poesía de Juan Ramón. Los dominantes Leo, con su personalidad exuberante y aventurera y su obsesión con el éxito y el poder, serán grandes defensores de la biografía y de la no ficción, es decir, de aquellos libros que no se pierden en fruslerías imaginativas. Los perfeccionistas Virgo serán, por su parte, los paladines de autores «de culto», exquisitos y exigentes, pero también ingeniosos y lógicos del tipo Valéry o, en general, los escritores de aforismos y de poemas «perfectos».
Los equilibrados Libra, con su carácter amistoso y romántico, preferirán las novelas psicológicas donde se cuentan historias de amor o de relaciones interpersonales, como las de Natalia Ginzburg o Carmen Martín Gaite, así como la poesía de amor. Los magnéticos Escorpio, brillantes y originales, preferirán las obras únicas, valientes, penetrantes, rompedoras: El maestro y Margarita, de Bulgákov; Las iluminaciones, de Rimbaud. La optimista y simpática literatura de los Sagitario es también uno de los géneros más raros: el humor. A la literatura Sagitario le encanta provocar la risa: Fernández Flórez o La conjura de los necios serían dos ejemplos. ¿Qué decir de los organizados, prudentes, exigentes Capricornio? Sólo se fiarán de textos sancionados por la tradición: los grandes clásicos de sólido prestigio. En cuanto a los utópicos y soñadores Acuario, defenderán las obras inmensas, ambiciosas y proféticas, del tipo Ulises, de Joyce; Paradiso, de Lezama, o La muerte de Virgilio, de Hermann Broch. Los serviciales Piscis, por su parte, con su interés por las vidas de los demás y su preocupación por los problemas de otros, se sentirán atraídos por las novelas «humanas» y sociales que hablen de las dificultades de la vida. La perla, de Steinbeck.
Inútil es, por tanto, discutir tanto de literatura. Inútil intentar callarnos o aplastarnos los unos a los otros. Las estrellas, como dice Frost en un poema, se mueven sin cesar en el cielo pero nunca se tocan. Cabe otra posibilidad, paciente lectora, amable lector: que todas las obras citadas le gusten. Pues en este caso, mucho mejor para usted.
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No creo en los horóscopos, pero en cierto modo no va muy desencaminado el post.
Capricornio
Recuerdo a un profesor de Literatura, cuando me preparaba para la universidad, que a los alumnos nos mencionaba el tipo de lectura que debíamos leer según nuestro signo zodiacal; era tal la acogida que tenía que a los muchachos los veía motivados; ya por mi timidez ya por mis dudas hacerca del horóscopo nunca le pregunté por mí quedadndome siempre con esa duda… y heme aquí; tal vez tienes razón al pensar ello.